Fomentar la independencia de las infancias en Internet

28 AGO 2024

Encontrar el equilibrio: Fomentar la independencia y garantizar la seguridad

Autora: Alžbeta Kovaľová

Como padres, todos queremos que nuestros hijos prosperen y sean independientes, especialmente en su uso del mundo digital. Sin embargo, a medida que fomentamos la libertad y la autosuficiencia, a menudo nos encontramos lidiando con la preocupación constante por su seguridad. Equilibrar la libertad de nuestros hijos para explorar y la necesidad de protegerlos de posibles daños puede ser todo un reto.

En este nuevo artículo de Digipadres, nos acompañará la psicóloga infantil Jarmila Tomkova para explorar el delicado equilibrio entre fomentar la independencia de nuestros hijos y atender las preocupaciones paternas naturales. Juntos, profundizaremos en las estrategias para fomentar el sentido de autonomía de nuestros hijos y, al mismo tiempo, aplicar medidas de seguridad que garanticen su bienestar.

«Establecer límites entre libertad y seguridad no es un concepto fijo», explica Jarmila. «Es muy individual y depende de la edad y la preparación del niño. Por un lado, los padres necesitan información para poder dejarse llevar y confiar en que el niño permanecerá seguro tanto en línea como fuera de ella, por otro lado, al permitir que el niño tenga una sensación de libertad, estamos fomentando su confianza en su propia toma de decisiones, lo que resulta muy útil más adelante.»


«Es importante tener en cuenta que nada en la vida es seguro al 100%», subraya Jarmila. «Aunque podamos tener la certeza al 100% de que el niño está seguro controlando todos sus movimientos en Internet, su plena seguridad en el futuro y su preparación para tomar sus propias decisiones se construyen de otra manera. Del mismo modo, la libertad total desde una edad muy temprana tampoco es buena. Tenemos que trabajar con el niño para determinar cuándo y cómo sobrepasar los límites».

Los límites dependen de la edad

«Los niños antes de los 9 años, sobre todo los de guardería y primeros cursos escolares, son los primeros usuarios del mundo digital. Es la edad en que el control y la supervisión total no sólo son preferibles, sino necesarios y psicológicamente importantes», explica Jarmila. «Su sistema cognitivo y su pensamiento aún no son capaces de tomar decisiones independientes y necesitan orientación, casi como un manual de usuario. Los niños necesitan límites para no sentirse atrapados en el caos».

«No sólo es necesario poner límites a cuánto pueden usar sus dispositivos -la programación de sus «franjas horarias de actividad online» contribuyó a su salud y psicohigiene, sino también a qué horas y qué tipo de apps y webs pueden visitar, así como los contenidos que son aceptables. Del mismo modo que les enseñamos a cepillarse los dientes correctamente. Les enseñamos a cepillarse los dientes dos veces al día y que también es bueno usar hilo dental, y que no es muy beneficioso comer caramelos todo el día. Puede que al niño no le gusten las normas al principio, pero recordándoselas a diario y guiándoles en la actividad, se convertirá en un hábito, en el que nuestra supervisión será cada vez menos necesaria», subraya Jarmila. «Enseñar a los niños comportamientos adecuados en Internet puede hacerse a través de acciones, vídeos, juegos y disfrutando juntos del espacio online, más que con una serie de normas».

«Dar a tu hijo las pautas adecuadas antes de dejarle más libertad es la mejor forma de prepararle para lo que viene», aconseja Jarmila. «Cuando el niño es algo mayor (principio de la adolescencia, 10-13 años), el paradigma empieza a cambiar. Puede que incluso ellos mismos pidan más libertad cuando se sientan capaces de manejarla. Es bueno escucharles y encontrar juntos la mejor manera de avanzar. Aquí empezamos a pasar del control total a la supervisión, en la que el padre establece las normas basándose en una conversación con el niño y teniendo en cuenta sus necesidades y deseos.»


A medida que el niño se acerca a la edad adulta, Jarmila aconseja: «Lo más esencial es confiar en él y ver que no pasa todo el tiempo conectado, que tiene actividades y que no hay problemas graves. Sólo volvería a la supervisión en caso de que surgieran problemas graves».

Razones para volver a la vigilancia y el control

En los primeros años, es importante controlar y supervisar totalmente el comportamiento en línea de los niños. A medida que crecen y maduran, les damos gradualmente más libertad y asumimos el papel de guía en lugar de gobernante. Sin embargo, hay casos en los que retomar el control puede ser necesario y beneficioso.

Las razones para volver a la vigilancia y el control podrían ser:

  1. Uso excesivo del tiempo en línea
  2. Descuidar otras actividades
  3. Secretismo en su comportamiento en línea
  4. Su mundo online es cada vez más grande que su mundo offline

«Si el niño pasa demasiado tiempo conectado a Internet y eso afecta a sus otras actividades y a su personalidad, es importante revisar las normas que hemos establecido e intentar encontrar una solución», aconseja Jarmila. «Si hay un problema grave, puede ser incluso una buena idea hablar con un profesional. El uso de herramientas y medidas de seguridad también puede ser beneficioso, sobre todo con niños pequeños, pero incluso los mayores pueden beneficiarse en determinadas circunstancias. Sin embargo, aconsejo encarecidamente utilizar el diálogo y la comprensión, antes que cualquier medida de este tipo con niños mayores»

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«Tengo que insistir en que, a menos que haya un problema, controlar demasiado al niño y no dejarle libertad puede ser más perjudicial que beneficioso. Puede repercutir en su salud mental, en nuestra relación y en su confianza», subraya Jarmila cuando se le pregunta por qué es tan importante la libertad. «Si se relacionan con el resto del mundo y no viven únicamente pendientes de su teléfono, no hay razón para restringirlos».

Riesgos de controlar demasiado a un niño - si no hay razón para restringirlo

Relación padres-hijos: erosión de la confianza, sentimientos de insignificancia, falta de autonomía y de voz, disminución de la autoestima, sensación aprendida de impotencia y menor capacidad para tomar decisiones independientes.

Impacto social: dificultad para encajar con los compañeros, falta de comprensión de la dinámica social y la cultura, y dificultades de integración social.

Confía en ti mismo. Has hecho un buen trabajo

En primer lugar, es importante entender que todo lo que hacemos es y debe ser en beneficio del niño, no para superar nuestras propias inseguridades. «Nada de lo que hagamos será nunca al 100%. Me gusta pensar en ello como la regla del 70. Cuanto más nos presionemos a nosotros mismos y a nuestros hijos, menos beneficioso será para ellos, para nosotros y para nuestra relación», explica Jarmila. «Los padres tienen que confiar en que las normas y las maneras que han enseñado a sus hijos cuando eran pequeños son suficientemente buenas. Ya han hecho su parte. Ahora le toca al niño navegar por su propia vida».

Cometer errores es muy humano, y nuestros hijos los cometerán igual que nosotros. «Sí, puede llegar un momento en que veamos a nuestro hijo luchando, cometiendo errores, pero eso es una oportunidad, no el fin del mundo. Enséñales a aprender de sus errores y a seguir adelante. Apóyalo, pero no lo presiones. Situaciones así pueden ser oportunidades de aprendizaje para ambos», concluye Jarmila.

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